En Hay que estar al Loro los comemos por paquetes
Redacción.
Cifra redonda para un producto redondo. El bollo con forma de rosco más rico del universo cumple hoy cincuenta años en España. Para celebrarlo, la redacción de 'Hay que estar al Loro' ha dejado tirados los ordenadores y se ha lanzado al unísono camino del supermercado más cercano. A comprar paquetes de Donuts, por supuesto.
Cifra redonda para un producto redondo. El bollo con forma de rosco más rico del universo cumple hoy cincuenta años en España. Para celebrarlo, la redacción de 'Hay que estar al Loro' ha dejado tirados los ordenadores y se ha lanzado al unísono camino del supermercado más cercano. A comprar paquetes de Donuts, por supuesto.
La sorpresa ha sido mayúscula cuando, al llegar a las estanterías, se ha topado con los nuevos envases de los Donuts. ¡Son como los antiguos! ¡La moda retro ha llegado a los productos de Panrico! Que le den por el saco a los envases esos unitarios de plástico transparente. En 'Hay que estar al Loro' nunca nos gustaron esos plásticos. ¿Y a qué sabían esos Donuts que comíamos en los últimos tiempos? ¡Bah! ¡No sabían igual! Como dicen en su nueva campaña publicitaria, "vuelven los originales". Y los paquetes son también como los originales. Aquellas cajas de cartón amarillas en las que venían los Donuts encajados uno detrás de otro, protegidas por una lámina de plástico transparente, vuelven a las estanterías de las panaderías, los supermercados y las tiendas de alimentación.
Además, las cajas contienen una ilustración de las antiguas, la del niño con cara de caérsele el mundo porque se ha olvidado la cartera en casa. Ya ves tú qué gran problemón. Con lo fácil que sería hacer novillos y punto final. ¿No llevaba el Donut en la mano? Pues ya está. Una pira y al parque o al monte a comérselo. Lo importante, según la publicidad de la época, era no olvidarse de los Donuts.
Un producto delicioso
Medio siglo entre nosotros supone que ha habido muchas generaciones de chavales que han crecido comiendo Donuts. Y uno asocia este producto con los recreos, inevitablemente. Tu madre te acompañaba al colegio por la mañana y, en la panadería más cercana, de camino, te compraba un Donut que la dependienta o dependiente de turno te despachaba con una pinza metálica. Cogía el Donut de una bandeja llena de ellos y te lo envolvía en un papelillo que normalmente se empapaba con el azucar glaseado. Rico, riquísimo. Tierno, jugoso, recien hecho... Ese sabor dulce e incomparable de los Donuts no puede describirse con palabras. Hay que comerlos y degustarlos. ¡Ah! ¡Nada en el mundo sabe así! ¡Qué delicia comer Donuts por la mañana!Cuando sonaba la campana o la alarma, los alumnos bajaban corriendo al patio y allí, para reponer fuerzas, engullían los Donuts con una sonrisa de oreja a oreja. Eso si no tenías caries en los dientes de tanto comerlos. Allí, durante el recreo, podías contemplar las dos clases de Donuts que se comercializaban. Los noramles, o 'naturales', como les llamaban algunos, y los de chocolate o 'bombón', como se les conocía a los Donuts oscuros. Los dos modelos estaba riquísimos. Los de 'bombón' eran un poco más duros debido a la capa de chocolate que recubría el bollo.
Posteriormente salieron otros derivados. Sin agujero, mitad chocolate y mitad normal... Cosas del marketing. Pero la verdad es que la gente lo que quería eran los de siempre. Estaban ya por aquel entonces tan ricos que no bastaba con uno. ¡Los críos, en los ochenta, los queríamos comer a pares! Y claro, salieron aquellos míticos paquetes en los que venían ya directamente dos Donuts. Aún resuenan en la cabeza los coros de aquella otra campaña publicitaria en la que se cantaba lo de "Donuts, de dos en dos, Donuts, de dos en dos, Doooonuuuuuts, de dos en dos, Doooonuuuuuts, de dos en dos, Donuts, Donuts, Donuts, Donuts, Donuts... De dos, en dos.
Sí, queridos lectores. Comerlos a pares era el no va más. Quedarse bien satisfecho y sin hambre. Por eso, de críos, era difícil entender aquella otra campaña publicitaria en cuyo anuncio aparecía un barman atendiendo a su clientela. "Uno solo", le pedían. Y el lo entregaba en un plato contestando "uno solo" de manera inmediata. "Uno doble", pedía otro. "Uno doble", respondía el camarero ofreciendo dos Donuts juntos. "Un cortado", reclamaba un tercer cliente. "Un cortado", exclamaba el atento barman mientras partía a la mitad un Donut con un cuchillo. Lo del "cortado" era algo que no se veía entre los críos. No ibas a la panadería y pedías "un cortado". Tú no querías un Donut cortado. ¡Lo querías entero! ¡Y si eran dos, mejor que mejor! ¡Y a ser posible, con pegatina! Que también venían pegatinas, ojo. En los paquetes de dos sacaron varias colecciones de adhesivos.
En cualquier caso, desde 'Hay que estar al Loro' queremos rendir nuestro particular homenaje a este producto tan rico que celebra sus cincuenta años en nuestro país. Ojalá sean muchos más y veamos, dentro de otros cincuenta años, el centenario de los Donuts de Panrico. Y felicitamos a este grupo alimenticio por haber aprovechado la feliz efeméride para volver a poner a nuestra disposición un producto tan querido y tal y como lo conocimos en su día. El Donut fresco. El natural. El de toda la vida. "Donuts vuelve a hacerlo. Vuelve el original con todo su sabor, disfrútalo", reza el lema de la nueva campaña. No se preocupen. lo haremos.
¡Hostia, la cartera!
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