La que fuera mascota de los futbolistas españoles realizará el lunes a la noche un acto de protesta en el Nou Camp
Sport Billy.
La que fuera mascota de la AFE, Andrés el Ciempiés, tiene previsto realizar un acto de protesta a las puertas del Camp Nou, aprovechando el tirón mediático del Barça Madrid, para reclamar dinero al mundo del fútbol. El bichejo acusa a los futbolistas de haberle marginado durante un cuarto de siglo sin haber recibido “ni un mísero duro” por el apoyo y el trabajo realizado en representación de los deportistas en “épocas de vacas flacas”.
La verdad es que muy pocos son los que recuerdan quién es Andrés el Ciempiés. Desde la redacción de Hay que estar al Loro nos hemos puesto en contacto con directivos, técnicos y jugadores para constatar, con asombro, que la antigua mascota de la AFE es una total desconocida para nuestros futbolistas de elite. “No tengo el gusto de conocerle. El único Andrés que conozco es Iniesta”, manifestó el míster del Barça, Pep Guardiola. José Mourinho, por su parte, reconoció no tener “ni idea” de quién es el otrora famoso ciempiés. “Pero conozco bien a Cristiano Ronaldo, que corre como si tuviera cien pies”, matizó el técnico luso. El seleccionador Vicente Del Bosque hizo amago de reconocer, entre vagos recuerdos, a una llamativa mascota de color naranja. Pero tuvimos que aclarar que no era de esa mascota de la que estábamos hablando. Otro que estuvo al frente del combinado nacional, Javier Clemente, tampoco era capaz de relacionar a Andrés el Ciempiés con el mundillo del balón. “Hay va la hostia pues. ¿Pero cuando se ha visto a un ciempiés jugando al fútbol? Ni en Barakaldo se ha visto eso, oye”, comentó el famoso entrenador.
¿Quién es Andrés?
Andrés el Ciempiés se dio a conocer a principios de la década de los ochenta como “Mascota de los Futbolistas Españoles”. Gracias a la licencia AFE pudimos verle estampado en pegatinas, pósters y diverso material de merchandising dirigido principalmente a los más pequeños. Sus cromos aparecieron en la colección del Álbum Porta Fichas de la Selección Nacional Española y protagonizó una baraja infantil de naipes de Heraclio Fournier. Tuvo su tirón mediático entre los años 1981 y 1982, compitiendo con otros iconos de la época como Naranjito. Era la época del fútbol ochentero que tanto echamos de menos en Hay que estar al Loro, con los futbolistas haciendo huelgas para reclamar sus derechos, el Mundial 82, el 12-1 a Malta, los niños pegando los cromos de Este con paciencia y pegamento Imedio o Supergen, el Adidas Tango, las camisetas del Racing con publicidad de Teka, las elásticas del Madrid con el patrocinio de Zanussi, las Meyba del Barcelona, las ligas de Clemente, las repeticiones de la Moviola de Radiola en el Estudio Estadio, los anuncios en el Carrusel Deportivo de “Centenario, Centenarioooo, y a por todas”…
“Luego, el dinero fue entrando lenta pero inexorablemente en el mundo del fútbol. Los futbolistas fueron elevando su nivel de estatus al mismo ritmo que se olvidaban de mí. Ya no me necesitaban y fui cayendo en el olvido. Ahora, yo también reclamo mi parte del pastel de los derechos televisivos”, declara Andrés el Ciempiés.
El próximo lunes 29, una hora antes del inicio del clásico Barça-Real Madrid, Andrés el Ciempies piensa ponerse “en pelotas” delante de las cámaras televisivas del mundo entero que se hayan acreditado para retransmitir el partido y leerá un comunicado en siete idiomas diferentes. Si no recibe la atención oportuna, piensa introducirse en el Camp Nou y saltar al césped del recinto azulgrana en medio del partido (también en pelotas) como una pancarta que rece el lema “Futbolistas morosos, exijo mi dinero”.
Como decimos siempre, Hay que estar al Loro.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
lunes, 1 de noviembre de 2010
UN GRUPO DE CRÍOS DESTROZA LA CASA DE UN CASCARRABIAS EN LA NOCHE DE HALLOWEEN
El irascible fulano pagó caro su mal comportamiento con los pequeños
Agencias.
La Noche de Halloween terminó siendo realmente funesta para el cascarrabias del pueblo. Siguiendo la tradición anglosajona, grupos de niños recorrieron las casas del municipio llamando de puerta en puerta solicitando el ya clásico “truco o trato” para conseguir dinero, comida, dulces, caramelos y todo tipo de golosinas. Pero todos se toparon con la vivienda del gruñón de turno que despachaba a los más pequeños con muy malos modos. Algunos testigos denuncian cómo llegó a sacar del jardín de su residencia a un pequeño de apenas cuatro años a empujones mientras el pobre chavalín lloraba disgustado. “Fuera de mi propiedad”, gritaba el desalmado ante la mirada de otro grupo de pequeños que no entendían la actitud del susodicho.
Los incidentes se registraron a partir de las 00:00 horas, la hora de las brujas. Los más pequeños se habían retirado y en su lugar aparecieron los más mayorcitos, liderados por Bart Simpson. Tocaron a la puerta del fulano, de manera cordial, pidiendo “truco o trato”, pero por respuesta recibieron un “marcharos a tomar por culo”. Nelson no pudo evitar soltar una de sus famosas risas, pero desde dentro de la vivienda se escuchó un “vete a reírte de tu puta madre”. Y claro, eso ya no le hizo tanta gracia. El de Springfield se acercó al umbral de la puerta y golpeó con fuerza la aldaba pidiendo “truco o trato”, pero ya con un tonillo de mala leche. Desde el interior volvieron a mandarles “a freír espárragos”.
“Fue en ese momento cuando los chicos salieron del jardín y, como contempla la tradición, comenzaron a arrojar huevos a la puerta del gruñón”, explica un testigo. “Eso no le gustó mucho al dueño de la vivienda, y aquí empezaron los auténticos problemas”. Según los informes de la Loca Academia de Policía, el cascarrabias abrió la ventana, sacó una carabina y se lió a tiros con la cuadrilla. Jurando en arameo y cagándose en la madre del de la casa, los jóvenes se parapetaron detrás de unos coches estacionados en la calle para evitar los impactos. A continuación, sacaron sus tirachinas y comenzaron a devolver el fuego contra la casa. “Zipi y Zape empezaron a lanzar afilados guijarros contra las ventanas del segundo piso. Según rompían un cristal se escuchaba al de dentro cagarse en todo lo que se movía”. A continuación, Daniel El Travieso agarró la tapadera de un cubo de basura metálico y, utilizándolo a modo de escudo, se acercó a la puerta de la casa cubriendo a Bart Simpson. Los rubiales colocaron un petardo de gran potencia en el umbral de la vivienda y se retiraron a una distancia prudencial mientras Nelson hacía fuego de cobertura con un tirachinas y una cerbatana.
“Se escuchó una explosión y la puerta voló por los aires. En ese momento Zipi y Zape, como si fueran dos agentes de los GEO, penetraron en el interior reventando varios jarrones chinos de gran valor con sus tiragomas de precisión. El cascarrabias se había subido al piso superior para seguir disparando, ahora con un trabuco, desde lo alto. Nelson trataba de mantenerlo a raya mientras que Daniel El Travieso manipulaba la bombona de butano de la cocina y Bart echaba abajo muebles y rompía una tele de plasma de 50 pulgadas empujándola desde una mesa de medio metro de altura. Daniel El Travieso salió de la cocina con un cachorro de perro bajo el brazo pidiendo a gritos que todo el mundo dejara la casa. Nelson, desde el jardín, cubrió la retirada de Daniel, Bart y Zipi y Zape, que se echaron al suelo antes de escucharse una tremenda explosión. El malhumorado cascarrabias saltó por la ventana impulsado por una honda expansiva que le lanzó contra el césped de su jardín, que quedó hecho un percal con los restos de su volatilizada choza. El trozo más grande, el buzón del Correo.
Agencias.
La Noche de Halloween terminó siendo realmente funesta para el cascarrabias del pueblo. Siguiendo la tradición anglosajona, grupos de niños recorrieron las casas del municipio llamando de puerta en puerta solicitando el ya clásico “truco o trato” para conseguir dinero, comida, dulces, caramelos y todo tipo de golosinas. Pero todos se toparon con la vivienda del gruñón de turno que despachaba a los más pequeños con muy malos modos. Algunos testigos denuncian cómo llegó a sacar del jardín de su residencia a un pequeño de apenas cuatro años a empujones mientras el pobre chavalín lloraba disgustado. “Fuera de mi propiedad”, gritaba el desalmado ante la mirada de otro grupo de pequeños que no entendían la actitud del susodicho.
Los incidentes se registraron a partir de las 00:00 horas, la hora de las brujas. Los más pequeños se habían retirado y en su lugar aparecieron los más mayorcitos, liderados por Bart Simpson. Tocaron a la puerta del fulano, de manera cordial, pidiendo “truco o trato”, pero por respuesta recibieron un “marcharos a tomar por culo”. Nelson no pudo evitar soltar una de sus famosas risas, pero desde dentro de la vivienda se escuchó un “vete a reírte de tu puta madre”. Y claro, eso ya no le hizo tanta gracia. El de Springfield se acercó al umbral de la puerta y golpeó con fuerza la aldaba pidiendo “truco o trato”, pero ya con un tonillo de mala leche. Desde el interior volvieron a mandarles “a freír espárragos”.
“Fue en ese momento cuando los chicos salieron del jardín y, como contempla la tradición, comenzaron a arrojar huevos a la puerta del gruñón”, explica un testigo. “Eso no le gustó mucho al dueño de la vivienda, y aquí empezaron los auténticos problemas”. Según los informes de la Loca Academia de Policía, el cascarrabias abrió la ventana, sacó una carabina y se lió a tiros con la cuadrilla. Jurando en arameo y cagándose en la madre del de la casa, los jóvenes se parapetaron detrás de unos coches estacionados en la calle para evitar los impactos. A continuación, sacaron sus tirachinas y comenzaron a devolver el fuego contra la casa. “Zipi y Zape empezaron a lanzar afilados guijarros contra las ventanas del segundo piso. Según rompían un cristal se escuchaba al de dentro cagarse en todo lo que se movía”. A continuación, Daniel El Travieso agarró la tapadera de un cubo de basura metálico y, utilizándolo a modo de escudo, se acercó a la puerta de la casa cubriendo a Bart Simpson. Los rubiales colocaron un petardo de gran potencia en el umbral de la vivienda y se retiraron a una distancia prudencial mientras Nelson hacía fuego de cobertura con un tirachinas y una cerbatana.
“Se escuchó una explosión y la puerta voló por los aires. En ese momento Zipi y Zape, como si fueran dos agentes de los GEO, penetraron en el interior reventando varios jarrones chinos de gran valor con sus tiragomas de precisión. El cascarrabias se había subido al piso superior para seguir disparando, ahora con un trabuco, desde lo alto. Nelson trataba de mantenerlo a raya mientras que Daniel El Travieso manipulaba la bombona de butano de la cocina y Bart echaba abajo muebles y rompía una tele de plasma de 50 pulgadas empujándola desde una mesa de medio metro de altura. Daniel El Travieso salió de la cocina con un cachorro de perro bajo el brazo pidiendo a gritos que todo el mundo dejara la casa. Nelson, desde el jardín, cubrió la retirada de Daniel, Bart y Zipi y Zape, que se echaron al suelo antes de escucharse una tremenda explosión. El malhumorado cascarrabias saltó por la ventana impulsado por una honda expansiva que le lanzó contra el césped de su jardín, que quedó hecho un percal con los restos de su volatilizada choza. El trozo más grande, el buzón del Correo.
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