lunes, 26 de julio de 2010

HAY QUE ESTAR AL LORO EN LA PLAYA

Mitch Buchannon nos da unos sabios consejos a tener en cuenta durante la presente temporada de baño

Un reportaje de Macario, el becario.
Estamos inmersos en la campaña de playa. Vacaciones infernales, vacaciones infernales. Vacaciones, infernales, para ti, como cantaba Alaska hace ya más de dos décadas. El sol está en lo alto y nos abrasa con un calor asfixiante que nos ahoga mientras los rayos solares achicharran como cangrejos a los domingueros que lucen sus panzas peludas y a las domingueras que sacan sus domingas a pasear. Hay que ponerse morenos, que el sol es bueno para el calcio de los huesos. Ya lo decían nuestras abuelas. Así que extendemos nuestra toalla, nos quedamos en bañador y nos tumbamos con el MP-3 a todo trapo. Y así durante varias horas. Cuando ya estás negro como un tizón o rojo como un tomate te levantas y… ¿dónde está la ropa? Pero, si la había dejado aquí al lado. ¿Y la riñonera? ¡Y tenía las llaves del Golf dentro! ¡Y la cartera! ¡Hostia puta! ¡Me han robado! ¡A renovar el DNI, el carné de conducir, anular las tarjetas del banco…! Espera, espera, que es más gorda todavía. ¡Que se han llevado también mi súper móvil de última generación! ¡Y estoy lleno de arena y en tanga!

Seamos sinceros. ¿A quién no le ha pasado esto alguna vez? Bueno, a mí no. Y seguro que a ninguno de los lectores de Hay que estar al Loro tampoco. Pero bueno, es verano y los becarios tenemos que sacar temas de donde sea para rellenar. Y qué mejor que uno de estos reportajes tan útiles y educativos de cara al periodo estival. Ya saben. “Cuando se vaya de vacaciones, recuerde cerrar la puerta”. Nos ha jodido. Y cuando bajas a tirar la basura también hay que cerrar la puerta. “Los cacos no descansan”. Pues por eso mismo.

En fin. Que nos desviamos del tema. Hemos pasado una mañana con el mítico vigilante de la playa Mitch Buchannon para que nos ilustre con su profesional punto de vista respecto a las medidas que debemos tener en cuenta a la hora de pasar un día en la playa. Y es que de playas, Mitch sabe un cojón. “Lo primero que hay que hacer es darse cremita en la cara, brazos y espalda para que el sol no te queme”, relata Buchannon. Qué interesante, madre mía. Espero que tengan ustedes poco que hacer y terminen de leer el reportaje. Lo siento, pero creo que todo va a ir en la misma línea. Voy a probar a colarle alguna pregunta indiscreta para intentar sacar algún titular jugoso. “Sí, la verdad es que me molesta que me llamen Mari…nero de playa y chulo de piscina”, responde Buchannon. ¡Ya hay titular! MITCH BUCHANNON: No soy un chulo de piscina.

Según el macizo vigilante del calzón naranja, es primordial que antes de que nos tumbemos en la arena para tomar el sol, dejemos todas nuestras cosas de valor dentro de una bolsa con candado y que la tengamos delante de nuestros morros para que ningún mal nacido nos robe. “Las playas están infectadas de chorizos y mangantes. Traperos y zarrapastrosos, siempre dispuestos a desvalijar a los pobres y cándidos bañistas que se duermen tumbados y que no saben que se lo están poniendo a huevo a los malos”, comenta Mitch indignado.

Quizás por eso, harto de contemplar el dolor de los indefensos veraneantes, un día decidió compaginar su faceta de socorrista con la de detective privado. Un ‘Vigilante de la Noche’. Que por cierto, dicho así, parece el título de una película del malogrado Charles Bronson. “Sí, por el día corría por la playa con Pamela Anderson y por la noche corría por detrás de los malvados criminales. Pero al final, no tenía tiempo para dormir y tuve que dejarlo. Era la playa o los bajos fondos de la ciudad y, francamente, me atrae más verle el trasero a las chicas que vienen a las tumbonas”, relata, muy cuco, Mitch Buchannon.

Más consejos playeros. “No hay que meterse en el agua después de comer. Hay que esperar entre dos horas y media y tres horas para que no te de un corte de digestión”, comenta el vigilante de la playa por antonomasia, que con semejantes consejos se asemeja un poco al Abuelo Cebolleta. También nos sugiere que nos metamos en el agua sólo hasta donde cubre, que huyamos de las medusas, que no tiremos latas y botellas a la arena y que no usemos flotadores con cabeza de pato, que están muy pasados de moda. Pero, sin duda, el mejor de todos los consejos fue el que nos dejó para terminar el encuentro. Nuestro amigo Mitch nos deleitó con un viejo hit de Puturrú de Fuá. “No te olvides de la toalla cuando vayas a la playa…”.

Y recuerden, en la playa, Hay que estar al Loro.

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