El director de Hay que estar al Loro ofrece una recomendación para no pasar nervios de cara a la histórica cita de mañana
El Boss.Y llegó la Final del Mundial de Sudáfrica 2010. La Selección jugará el partido más importante de su historia y la hinchada espera ansiosa la hora del comienzo de un choque trascendental que puede llevar a los más nerviosos al borde de un colapso.
Si usted comienza a ver el encuentro y las patas le tiemblan como a Pluto, si el balón echa a rodar y a usted se le seca la boca como si estuviera comiendo un polvorón en el Desierto del Gobi, si el árbitro pita el inicio del duelo y siente un cosquilleo en el estómago, si usted quiere ver el enfrentamiento pero tiene el corazón como una patata y teme que le dé un jamacuco, si usted ve a Robben pajeando a media defensa española y siente ganas de ir al baño para echar hasta la primera papilla, si a usted van a tener que hacerle un bypass a los diez minutos de juego, si usted ve a Wesley Sneijder cerca de la portería y siente que se va por la pata abajo, si usted ve a Casillas pensando en la Carbonero en lugar de estar atento a un contraataque y se muerde las uñas, si usted no tiene ya uñas y quiere empezar con las pezuñas de los pies, si está tan histérico que va a pellizcar a los que tenga a su alrededor, si el árbitro pita penalti contra España en el minuto 90 con 0-0 en el marcador y usted siente ganas de lanzarse al vacío desde un décimo piso, si con 0-0 llegamos al último minuto de la prórroga con Torres quedándose solo delante del portero haciendo la de Salinas en 1994 y usted necesita romper un tabique de la casa a cabezazos, si usted va a estar acordándose de la madre del colegiado durante toda la contienda, si usted chirría y berrea cada vez que se acerca el enemigo a nuestra área, si va a gritar preso del pánico reventando los tímpanos de todo el vecindario, si usted va a sufrir tanto que va retorcerse por el dolor de estómago, si usted va a sufrir como un perro… pues no vea el partido.
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