jueves, 14 de julio de 2011

TOM Y JERRY CORNEADOS EN EL ÚLTIMO ENCIERRO DE LOS SANFERMINES

Los dos personajes, cuyas heridas no revisten gravedad, se recuperan en el hospital

Amy Amanda Allen.
Los famosos Tom y Jerry han resultado heridos durante el último encierro de los Sanfermines tras ser corneados por media docena de toros que se ensañaron con el gato y el ratón. A pesar de la aparatosa cogida y de las escalofriantes secuencias protagonizadas, los dos afamados corredores se recuperan en el hospital de sus heridas y se encuentran conscientes y fuera de peligro. “Para habernos matado”, señalaba el propio Tom cuando era llevado en camilla a la ambulancia. Los dos personajes se encuentran en Pamplona disfrutando de unos días festivos pero a buen seguro no esperaban adquirir tanto protagonismo con una cogida que pone los pelos como escarpias. “Poco pasó para lo que pudo haber sido”, reconocía Jerry tras recibir unos puntos de sutura.

Eran las ocho en punto de la mañana. Se abrieron los portones de los corrales de Santo Domingo y los toros de la ganadería Facundo salieron con mucha mala leche y empezaron a correr con furia detrás de unos mozos que no se imaginaban la que les esperaba. Sin duda, querían llevarse a alguno por delante. Y vaya si lo consiguieron. En una carrera sucia, bronca y peligrosa, los astados provocaron la caída de numerosos corredores que tuvieron que ser atendidos por golpes, chichones, rasponazos y magulladuras de toda índole. Nada grave, afortunadamente. Tras un reguero de caídas, algunas muy patosas y cómicas, la muchedumbre trotó por Mercaderes algo acojonada, todo hay que decirlo, por los bramidos de unos mamíferos con ganas de marcha.

El gran susto llegó en Estafeta, donde un toro, con los ojos inyectados en sangre de rabia tras ser golpeado por un joven con pocas luces, aceleró y embistió a los famosos Tom y Jerry. A uno lo levantó del suelo por la derecha y al otro le hizo volar con su cuerno izquierdo sin detener la marcha. El gato y el ratón rodaron por el suelo sin dejar de avanzar y el mastodonte, de unos 600 kilos tirando por lo bajo, detuvo su vertiginosa carrera para cornear a los ilustres personajes. A Tom le pinchó en el culo, dejándole una herida en el glúteo izquierdo de varios centímetros. A Jerry, por su parte, le pisó en la cola y le volvió a elevar por los aires mientras el público asistente al encierro, desde las vallas laterales, gritaba de terror al ver como el pequeño roedor practicaba vuelo sin motor y sin paracaídas. Sin caer al suelo otro toro, que llegaba a la altura del lugar de la cogida, remataba con la testa al ratoncillo, que fue a caer unos cinco metros más adelante.

Tom, que con buen criterio se quedó en el suelo protegiéndose la cabeza, como mandan los cánones, no se esperaba la reacción de otro cabestro que, al contemplar al gato, se detuvo para pisarle una extremidad. El gato, que se levantó del suelo llevándose las patas delanteras al trasero mientras se cagaba en todo lo imaginable e inimaginable, se puso a correr de nuevo a la pata coja para evitar ser agredido de nuevo. Gritos y chillidos del público acompañaron las dantescas imágenes de la brutal cogida que pudo costarle la vida a la simpática pareja.

Escarmentados por los cuernos, Tom y Jerry echaron patas como pudieron adelantando a todos los corredores que pudieron mientras los sanitarios les pedían que pararan para ser atendidos de sus heridas y contusiones. No hubo manera. Ya no echaron el freno de mano hasta llegar a la plaza de toros. Allí, ya sí, recibieron las primeras asistencias antes de ser evacuados al dispensario para que les sacaran unas radiografías.

Ganas de marcha
Ya en el hospital, y a pesar del espantoso susto provocado, Tom y Jerry manifestaron su deseo de recibir rápido el alta médica con la intención de asistir al ‘Pobre de mi’. Así mismo, lamentaron profundamente no haberse podido quedar en la plaza a la suelta de vaquillas y reses bravas. “Es una pena, pero aún tenemos tiempo para ir a tomar unos vinos y llegar al fin de fiesta”, aclaraba Tom a los medios que acudieron al hospital a recabar información sobre el estado de salud de los ilustres heridos. Jerry, por su parte, pedía a los periodistas congregados que le enviasen a su correo electrónico fotografías de la cogida para colgarlas en su Facebook.

Por fortuna, el estado de Tom y Jerry no reviste gravedad. Heridas menores y un susto que no olvidarán pero que no parece haber mermado ni un ápice las ganas de pasárselo bien. Eso sí, ante los toros, mucho ojo. Hay que estar al Loro.

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