El licántropo intentó derrumbar la casita de los cochinillos soplando, pero le dieron para el pelo
El temible Lobo Feroz tuvo que ser ingresado esta mañana en el Hospital Central con pronóstico reservado aquejado de las heridas registradas tras la brutal paliza que le infligieron Los Tres Cerditos. Según fuentes hospitalarias, y según recoge el sobrecogedor parte médico, “el paciente sufre contusiones de gravedad en cara y hocico, herida por mordisco en la oreja izquierda y desgarro en la oreja derecha”. Así mismo, “ha precisado férula en la pata derecha, escayola en la extremidad inferior izquierda”. El Lobo Feroz también ha recibido “cincuenta y cuatro puntos de sutura divididos en tres heridas en pecho y espalda” y cuenta con “dos costillas rotas” y “un elevado número de heridas menores en pecho y espalda”. Como apunte final, el Doctor Doolitle, del Servicio de Urgencias Veterinarias, ha relatado a los medios de comunicación que el animal había sufrido “una descomunal patada en el culo” y que se le habían arrancado “pelos de la cola”. Vive de milagro, apostillamos desde Hay que estar al Loro.
Al parecer, y según la información que ha podido recabar nuestro medio, la agresión no fue premeditada y derivó de las provocaciones que el apaleado realizó contra Los Tres Cerditos. Pues sí, esta misma mañana, llegó el Lobo Feroz al chalet de los Tres Cerditos y empezó a gritar:
-¡Cerdos, marranos, abridme la puerta, que os voy a comer!
A lo que los cerditos respondieron desde dentro:
-¡Anda, vete a tomar por culo y déjanos en paz!
-¡Pues si no me abrís la puerta, soplaré y soplaré y la casita derribaré!
-¡Cállate, imbécil! ¿No ves que esto es un chalet de acero y hormigón, puto gilipollas?
-¡¡¡Os lo advierto, soplaré y soplaré y la casita derribaré!!!
-Pero lárgate, pringado. ¡Largate, lárgateeee… que te damos unas hostias…!
-Vosotros lo habéis querido. FIUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Al ver que los soplidos, evidentemente, no podían echar abajo el chalet, de tres pisos con piscina climatizada y jardín botánico, el Lobo agarró una piedra y la arrojó contra la ventana del salón, en la que al parecer los Tres Cerditos se encontraban viendo por televisión un programa de Top Gear. Tras romper el cristal saltó la alarma de la vivienda, lo cual enfureció a los Tres Cerditos que, de muy mala leche, salieron al exterior.
-¡Me cago en tu puta madre! ¡Vas a pagar el cristal, hijo de puta!, -vociferó el mayor de los cochinillos.
-¡No voy a pagar nada, porque… ¡Os voy a comer! -gritó el Lobo Feroz.
-¡Nos vas a comer la polla, puto lobo! –replicó el mediano.
-¡Ven aquí, ven aquí, que te vamos a hostiar! – gritó el pequeño que se abalanzó sobre la cabeza del lobo iniciando, en plena calle, y ante la mirada atónita de los vecinos, una salvaje pelea.
Bueno, mejor dicho, una salvaje agresión, puesto que el Lobo Feroz poco pudo hacer en cuanto empezó a recibir palos. “Sí, bueno, al principio el Lobo opuso algo de resistencia y fue capaz de ponerse en pie. Intentó retirarse, pero los Tres Cerditos, a la vez, saltaron de forma sincronizada sobre él y le aplastaron contra el asfalto”, explica un testigo que captó la imagen con su teléfono móvil, recogiendo la instantánea que acompaña a este texto. “Ya derribado, los Tres Cerditos rodearon al Lobo Feroz y le empezaron a sacudir patadas por todo su cuerpo. El otro se quejaba en el suelo y aullaba, pero los cochinos no tuvieron piedad. ¡La madre del cordero la de hostias que le pegaron! ¡Y por todos los lados!”, comenta sobrecogido uno de los testigos consultados por Hay que estar al Loro.
Una vez acabadas las patadas, y con el Lobo Feroz en el suelo medio atontado, los Tres Cerditos se agacharon y registraron al licántropo requisando su cartera. “¿Veinte euros nada más? ¡Con esto no tenemos ni para pagar la salida del cristalero! ¡Vamos chicos, sigamos zurrándole!”, gritó el líder del trío. No se pusieron ni en pie. A pezuñazo limpio siguieron dándole palos un buen rato. El más pequeño empezó a morderle y a arrancarle el pelaje. Los gritos de dolor del lobito eran lastimosos.
Poco después llegó una patrulla de la policía para poner fin a la brutal represalia de la piara. Con mucho esfuerzo, la pareja de agentes consiguió detener la agresión después de agotar cuatro cargadores cada uno efectuando la friolera cifra de cuarenta y ocho disparos de advertencia al aire cada uno. El Lobo Feroz balbuceaba desde el suelo: “Qué dolor, qué dolor”. Una vez frenada la violencia, un ambulancia pudo recoger al dolorido animal para trasladarlo a toda leche al hospital.
Los Tres Cerditos han presentado una denuncia, ante el Juzgado de Guardia, contra el Lobo Feroz por los daños causados en el cristal de la ventana del salón de su vivienda. Hay que estar al Loro con Los Tres Cerditos.
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